A principios de la década de 1980 se examinó el estado de la Estatua de la Libertad y resultó que estaba deshaciéndose por completo. Más de un siglo de exposición a la intemperie y la visita de millones de viajeros, que subían por su interior, causaron una grave corrosión. Dentro de sus trabajos de restauración, se cambió la antorcha, realizándose en 1985 una nueva llama de cobre, con delgadas hojas de chapa de oro de 24 kílates. La renovación de la estatua estuvo terminada para su centenario, celebrándose su reinaguración el 3 de julio de 1986.
La Estatua de la Libertad era la primera visión que tenían de Estados Unidos los inmigrantes europeos, tras atravesar el Atlántico, y pronto fue considerada el símbolo nacional de la libertad frente a la opresión. En su mano derecha porta una antorcha iluminada, mientras en la izquierda, lleva la tablilla de la ley, que lleva inscrita con números romanos la fecha de independencia de los Estados Unidos, el 4 de julio de 1776. Además, una cadena rota se encuentra a sus pies. La Estatua de la Libertad es monumento nacional desde 1924 y su mantenimiento está bajo la responsabilidad del National Park Service.